En el 2020 el IPC registró un aumento del 36,1%, en un período caracterizado por la caída de la actividad económica por la irrupción de la pandemia de coronavirus.

Con diferentes intensidades, el incremento de los niveles de inflación fue un fenómeno que se dio en la mayoría de los países, en los que las tasas de 2021 llegaron a ser las más altas en cuatro décadas, como el caso de los Estados Unidos.

Precisamente, el alza inflacionaria de 2021 es considerada el resultado de la recuperación de diferentes sectores de la economía, que en términos generales cerró en la Argentina con una mejora de aproximadamente el 10% en comparación con los niveles del año anterior.

El año pasado mostró como característica una marcada disparidad en la evolución de los precios de los distintos capítulos que integran la estructura del Índice, en parte por la decisión oficial de administrar las tarifas de determinados servicios públicos, pero también por la diferente velocidad de recuperación de los sectores en relación con los niveles de comienzos de la pandemia.

El caso más llamativo es el de la categoría "Restaurantes y hoteles", una de la más restringidas durante la vigencia del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) y que lidera los aumentos interanuales hasta noviembre con un 63,4%, 12,2 puntos porcentuales más que el nivel general.

Un caso similar es el de "Prendas de vestir y calzado", que muestra hasta noviembre un alza interanual del 62,8%.

En el otro extremo se encuentra "Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles", como reflejo del congelamiento tarifario, que tuvo un incremento en doce meses del 29,4%, menos de la mitad que las dos categorías señaladas.