Gabriel Katopodis: "En la oposición se pelean por bajar jubilaciones y salarios"
04 de mayo de 2023
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En diálogo con la Agencia, el ministro de Obras Públicas llamó al FdT a "transformar la bronca de los enojados en acción política" de cara a los comicios, porque Argentina "corre el riesgo de volver a ver el cartel de venta en la puerta de YPF"
El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, llamó este jueves al Frente de Todos (FdT) a "transformar la bronca de los que están enojados" en "acción política" y en una "idea clara de país" para las elecciones, al advertir que Argentina "corre el riesgo de volver a ver el cartel de venta en la puerta de YPF", y alertó que en la oposición se pelean por "bajar jubilaciones y salarios".
En una entrevista en los estudios de Télam, Katopodis consideró además que ante el internismo de la alianza opositora Juntos por el Cambio (JxC) hay una posibilidad "muy concreta" de que el oficialismo enfrente en segunda vuelta una propuesta "radicalizada" como la que representa el diputado nacional de Avanza Libertad, Javier Milei, por lo que el FdT tendrá el desafío de "volver a construir una mayoría".
Como representante del diálogo entre los distintos sectores de la coalición de Gobierno, el funcionario destacó que tanto el presidente Alberto Fernández como la vicepresidenta Cristina Kirchner "tuvieron gestos para destrabar el partido" y ahora hay que "salir a ganarlo". El siguiente es parte del diálogo con esta agencia:
- Estamos en el último año del Gobierno del FdT. ¿Cuál es su balance?
- Estamos transitando el último de cuatro años que han sido complejos y difíciles. Pero con una consigna muy clara: es un gobierno que no tomó una sola decisión contra los intereses de la mayoría de la sociedad. Aun en las dificultades, lo que hay que rescatarle al Presidente y a nuestro gobierno es que en una cancha resbaladiza siempre apuntó a tomar medidas en favor de los más perjudicados y los que más tuvieron que perder. En los momentos de mayor crisis, como la pandemia (de coronavirus) o ahora con la sequía, hubo mucha templanza y sensibilidad para pensar cuáles eran las mejores decisiones que había que tomar para no generar daño. Había que fortalecer, cuidar y proteger. Son cosas que marcan un saldo importante.
- Es uno de los pocos ministros que permaneció en el cargo a lo largo de todo el gobierno. ¿A qué lo atribuye?
- A la decisión del Presidente que me ha ratificado la confianza. He podido trabajar en estos cuatro años de manera muy llana, con consultas permanentes y mucho apoyo. Pero también tuve un equipo de trabajo con el cual nos pusimos en marcha desde el primer día para reconstruir un Ministerio de Obra Pública y reactivar las obras que estaban paralizadas: más o menos 300 obras estaban en la cartera, y casi el 80% estaban desfinanciadas y paralizadas. Hicimos obra pública y enfrentamos los distintos momentos que nos tocaron. Primero fue la pandemia y nos dedicamos a la obra pública para el sistema sanitario -hospitales modulares-; después a reactivar mano de obra intensiva y generar cantidad. Lo realizamos hasta en el último pueblo, con un solo objetivo: mover la economía y que haya empleo.
- ¿Cree que es mejor para el FdT que haya un candidato único o se habilite la competencia interna en las PASO?
- Lo más importante es que nosotros tengamos una propuesta política de transformación. Lo sustantivo hoy es que logremos un gran acuerdo de todo el peronismo y tengamos la capacidad de generar un proyecto que sea viable. A nuestros militantes les van a resultar interesantes las PASO si ven que son una instancia o medio para cumplir ese objetivo. Pero la clave es ver cómo salimos de un lugar de cierta resistencia táctica y construimos una propuesta política de ofensiva. Para eso es clave la unidad del peronismo y empezar a hablar del futuro. Debemos contarle a los argentinos cómo va a ser el país que viene. Es algo que no logramos hacer en estos tres años y medio por las muchas dificultades y problemas que sufrimos. La tarea es canalizar el enojo y la indignación de millones de argentinos que están planteando o votar opciones muy radicalizadas de derecha o quedarse en la casa. Es una situación que no nos puede sorprender ni paralizar. Tenemos que tener una ofensiva. Porque el peronismo y el FdT vienen entregando sectores de representación todos los días: un día dejamos de representar a los adultos mayores, otro dejamos de tener un mensaje para la clase media, y otro la capacidad de interpelar a los pibes y a los jóvenes porque están enojados. Esa bronca e indignación se tiene que transformar en acción política. Esa es la esencia del peronismo. En sus inicios el peronismo fue capturar, interpelar y organizar la bronca y enojo de millones de argentinos que no estaban conformes con cómo estaban viviendo. Es la manera que tenemos de pasar a la ofensiva y no entregarle los jóvenes enojados a (Javier) Milei. No hay dudas que recibe apoyos de votantes que fueron nuestros. Debemos ser capaces de transformar esa bronca en una acción política y una idea clara de país.
- Puertas adentro del FdT, ¿Se siente como una figura capaz de establecer un puente entre las distintas identidades de la coalición?
- Todos los compañeros del FdT, cuando opinan, lo hacen de buena leche. Se puede reclamar; el que quiere proponer, propone; o quejarse, o marcar matices o diferencias, pero lo tiene que hacer sin histeria. Sin que eso nos quite el objetivo principal, que es la preocupación por los problemas de nuestra gente. Nuestra militancia confía en nuestros dirigentes. El FdT tiene un activo que es haber evitado la ruptura. Hace un año nos planteaban que se iba a romper. Todos entendemos que lo que nos une es la representación y la idea de país que tenemos. Lo que se pone en disputa en las elecciones no es un período de gobierno, sino hacia dónde va Argentina. Y en esa discusión no hay duda de que nosotros tenemos que poder representar a los nuestros. Nuestros votantes están convencidos que es con un Estado más activo, buscando soluciones y respuestas, y sobre todo desde una unidad, que sea no solamente partidaria. Esa unidad de Alberto, Cristina y (del actual ministro de Economía,) Sergio Massa, sirvió para ganarle a (el expresidente Mauricio) Macri en 2019. Esa unidad ahora tiene que ser muchísimo más amplia y articular a sectores empresariales, sociales, del trabajo y universitarios que están esperando que tengamos la capacidad de convocarlos.
- ¿Cree que a eso se refería Cristina cuando dijo en el Teatro Argentino que el bastón de mariscal no era para pegarle en la cabeza a un compañero? ¿Qué cree que quiso decir ahí?
- Planteó que estas discusiones nos tienen que obligar a proponer de manera superadora la idea de cómo vamos a ganar las elecciones. Hay que organizar la gran conversación social y empatizar, persuadir a muchísimos argentinos que nos están viendo con cierta distancia y desinterés. En ese camino, el primer paso es comprender la bronca: tener un registro claro de qué está sintiendo ese ciudadanos de a pie que está viendo que pasan los gobiernos y su vida no mejora. Y está buscando quién les puede ofrecer una vida mejor. La clave es cómo nos organizamos y en esta campaña logramos conversar. Va a ser una campaña muy cuerpo a cuerpo. Nosotros proponemos un futuro mejor y ellos proponen más sacrificio y ajuste. Las dificultades que tenemos y los esfuerzos que se tienen que hacer se tienen que repartir de una manera más equitativa.
- Más allá de esta discusión, ¿cuál es el rol les asigna a Alberto y Cristina en el futuro?
- Los dos vienen teniendo gestos. Cristina hizo un movimiento en el 2019 y generó movimientos que lograron que un conjunto muy importante de la sociedad también se mueva, reaccione y sea parte de una movilización electoral muy potente. La decisión del Presidente de resignar sus aspiraciones y su candidatura también es un paso que de alguna manera empieza a destrabar el partido. Los dos nos convocan a ganar el partido. No hay duda de que cualquier militante va a estar mucho más entusiasmado si habla de estos temas. El riesgo que tiene Argentina es muy grave: existe la posibilidad de volver a ver el cartel de venta en la puerta de YPF. Los dirigentes de JxC están hablando de bajar jubilaciones y salarios al conjunto de los argentinos; se pelean por ver quién aplica el tarifazo más brutal desde el primer día y quiénes son los que proponen menos Estado. Nosotros tenemos que dar una discusión sobre cada uno de esos temas y lograr que nuestra gente nos escuche. Hay un sector muy importante de los argentinos que quiere escuchar y nos está esperando. Hay una ventana de oportunidad y tenemos que ser muy claros sobre nuestro mensaje. Las cosas importantes se deciden en la segunda vuelta. En la primera vuelta vamos a discutir y elegir, pero nos tenemos que preparar para la segunda.
- ¿Qué significa socialmente la irrupción de Milei? ¿Es muy diferente de JxC?
- A mí me sirve distinguir. Por un lado están los votantes, que tienen bronca y son receptivos a las propuestas rupturistas, pero medio marketineras. Milei tira globos de ensayo y consignas. Muchos de sus seguidores se plantean como antisistema, pero todos sabemos que son sostenidos por el mismo sistema que critican. Que van por un status quo, para romper y modificar las estructuras que vienen condicionando el desarrollo, pero en realidad se sustentan en eso y van a dar examen a los sectores económicos que lo que vienen haciendo es maximizando ganancias y concentrando la economía. Esa discusión la tenemos que dar; nos vienen ganando la escucha y han sido inteligentes para capturar ese mal humor. Desde el peronismo tenemos que tener la responsabilidad de actuar con mucha inteligencia para no entregar a buena parte de esos sectores. El peronismo tiene en esos sectores una representación natural, históricamente la tuvo.
- ¿Tiene alguna preferencia entre competir en una segunda vuelta con Milei o JxC?
- Hay mucha preocupación en JxC. Están viendo que buena parte de su electorado o está molesto con el internismo que vienen teniendo, o van reconociendo que no han tenido una sola propuesta seria en estos años, o no han tenido la capacidad de ordenarse para los próximos meses. Hay una gran preocupación en ese sector de que Milei siga creciendo. Y hay una posibilidad muy concreta de que nosotros enfrentemos una propuesta muy radicalizada, muy puesta en extremo y donde vamos a tener el desafío de volver a construir una mayoría sobre los ejes de un Estado activo, industria nacional, educación y obra pública, y un modelo de país que con dificultades y restricciones definitivamente es el que creemos que nos puede sacar adelante.
"CUANDO NO LA VEO TAN CLARA SIEMPRE ME SIRVIÓ COMO REASEGURO ESTAR EN UN BARRIO"
Katopodis destacó el rol de la Iglesia y los curas de los barrios populares en su formación militante y afirmó que ante cada momento de "incertidumbre" su refugio fue internarse en una "comunidad o en algún pasillo de alguna de las villas" de San Martín, la ciudad del conurbano bonaerense donde ejerció como intendente durante dos períodos.
Militante barrial y de vinculación con los curas tercermundistas, Katopodis planteó en una entrevista con Télam que la problemática del narcotráfico en las zonas más populosas del país debe afrontarse no sólo desde lo punitivo sino también con la presencia del Estado para que "la escuela, el deporte y las oportunidades se distribuyan de una manera más justa". El siguiente es parte del diálogo:
- ¿Cuánto de esa identidad vinculada a la Iglesia y los curas populares puede trasladarse a la gestión del Estado?
- Hay varias cosas que me tocó aprender de chico cerca de los curas villeros, en la imagen del padre Carlos Mujica y de monseñor (Enrique) Angelelli, en La Rioja, y de todos los mártires que tuvimos en la Iglesia por haber hecho la Opción por los Pobres. Hubo un sentido de ejemplaridad, de hombres y mujeres muy comprometidos con lo cotidiano y con los que están más rotos: aquellos vecinos que la vienen pasando mal hace mucho tiempo, y ese compromiso de cercanía y actitud sencilla y austera siempre fue muy importante. Es algo que traté de incorporarlo en mi militancia juvenil, primero, y después ya en mi formación como dirigente e intendente de San Martín. Me ha servido en cada momento, y sobre todo en los momentos de mayor incertidumbre: cuando no la veo tan clara, siempre me sirvió como reaseguro estar en un barrio, una comunidad y caminar algún pasillo de algunas de las villas de San Martín, estar en contacto con los curas y compartir esa vida cotidiana.
- ¿Cómo ve la problemática del narcotráfico en los barrios populares, tanto en San Martín como en el resto del conurbano? ¿Piensa que la conflictividad de Rosario puede trasladarse al Gran Buenos Aires, como denuncian algunos referentes de la oposición?
- Es el tema que nos interpela a toda la dirigencia política y a una parte de la sociedad. Hay temas que pueden estar en la cancha de un sector u otro, pero el narcotráfico y la pobreza nos interpelan a todos y nos obliga a tener una mirada mucho más allá de las cuestiones partidarias y coyunturales. Es un fenómeno que está asociado a la capacidad que tengamos de organizar comunitariamente a nuestra gente, tener más presencia del Estado y estar todos los días compitiendo y dando esa pelea para que los pibes no se paren en una esquina y queden rehenes del manejo de estos tipos que lucran con la vida de nuestra gente, entren a los dispositivos que tiene el Estado y que tiene que seguir desarrollando. En San Martín nuestra pelea fue siempre con más presencia del Estado, tensando y organizando uno de los extremos con los que tenemos que dar la discusión: el punitivo. El otro es la presencia del Estado: en qué medida la escuela, el deporte y las oportunidades se distribuyen de una menare más justa y podamos disputar ese colectivo y no lo entreguemos a la posibilidad de que se constituyan estos ejércitos que todos los días vemos en Rosario y distintos lugares del país.
- El papa Francisco advierte sobre esta necesidad global de interpelar desde el Estado. ¿Siente esa influencia del Papa a la hora de gestionar?
- Sí. Hay una mirada muy clara de Francisco de las tensiones que tiene el mundo. La Iglesia ha tenido un obispo y un Papa muy bien posicionado en poner sobre la mesa y dar discusiones sobre cómo los factores de poder y un capitalismo en clave de negocios y rentabilidad va produciendo un mundo mucho más injusto. Sin duda que la idea de cuidar la casa común que él plantea y generar condiciones más justas e igualitarias producen y provocan tensiones. Él las dio al interior de la Iglesia, marcando qué tipo de religiosidad y de vida pastoral tenía que tener la Iglesia, y también lo transmite al conjunto de la sociedad.