La disputa geopolítica detrás de la red 5G
22 de abril de 2021
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Estados Unidos y China saben que en la expansión 5G no se juega un proyecto de infraestucttura, sino la posibilidad de recolectar millones de datos.
El futuro ya llegó. Durante años, la humanidad soñó con vehículos autónomos, semáforos inteligentes, plantas industriales sin operarios, chequeos médicos e intervenciones quirúrgicas que se realizan en tiempo real y de forma remota. Hoy, la quinta generación de comunicaciones móviles, conocida por su sigla “5G”, hizo que sean una realidad cada vez más cercana. Sin embargo, la tecnología nunca está sola: pertenece a un contexto social, político e histórico, con lo cual hay en juego una serie de valores y posibilidades en los que vale la pena detenerse. En este caso, se trata del acceso a los datos de millones de usuarios, y de eso hablamos en este video de Youtube.
La relación entre política y tecnología no es nueva. Pensemos, si no, en la carrera espacial que fue la competencia geopolítica más fuerte del siglo pasado. La URSS quería mostrarle al mundo que el sistema comunista era más poderoso que el capitalista. Estados Unidos, por el contrario, quería demostrar la fortaleza del sistema democrático. “Iremos a la Luna no porque sea fácil, sino porque es dificil”, había dicho el presidente John F. Kennedy. Ahora, sin embargo, la disputa no obedece tanto a un afán exhibicionista, sino a la capacidad de recolectar y procesar datos de los usuarios, empresas y Estados que utilicen las redes 5G.
EE. UU. Y CHINA, FRENTE A FRENTE
Algunos llaman a esta competencia “geopolítica digital”. En ese marco se inscribe la creciente tensión entre Washington y Pekín, cuya manifestación más contundente fue el veto de Washington a Huawei y a ZTE, considerados por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) de EE. UU. como “amenazas a la seguridad nacional”.
Las sanciones contra ZTE y Huawei debilitaron los vínculos de Washington con Pekín en los últimos años. En marzo de 2017, el Departamento de Comercio de EE. UU. multó a ZTE por la exportación ilegal a Irán y Corea del Norte de equipos de telecomunicaciones que contaban con componentes estadounidenses. En junio de 2018, se anunció un acuerdo por el cual ZTE aceptaba pagar la multa total por 1400 millones de dólares a cambio de poder seguir operando en el país. El entonces secretario de Comercio de Trump, Wilbur Ross, aclaró que su oficina seguiría observando la conducta de la empresa y que, en caso de cometerse nuevas violaciones, le negaría “el acceso a tecnología estadounidense” para sus productos.
El frente de tormenta norteamericano no es el único que sacudió a la compañía en los últimos años. Australia, Japón y el Reino Unido se plegaron a la campaña de EE. UU. que busca evitar que Huawei participe en el desarrollo de la red 5G en cada uno de esos países. Mientras tanto, la megaempresa sigue avanzando con sus inversiones en todo el mundo. Algunos de los mercados en los que logró desembarcar son los países del Golfo, con Arabia Saudita a la cabeza, y el emblemático caso de Turquía, donde ha establecido un hub de innovación tecnológica en Estambul.
¿CÓMO SIGUE?
Trump perdió las elecciones, el nuevo presidente de los Estados Unidos es Joe Biden. El flamante mandatario todavía no se manifestó de manera contundente sobre los conflictos en torno al 5G. Por lo pronto, las presiones al resto del mundo de vetar a Huawei siguen presentes y existe un proceso judicial sobre el caso en marcha.
Algunos países, como el Reino Unido, acataron a rajatabla. Otros, como Alemania, Francia y España decidieron armar una lista de proveedores según el nivel de seguridad en el manejo de datos: riesgo alto, riesgo medio o riesgo bajo. De esta manera, intentan tener un control sobre el manejo de la red 5G dentro de sus fronteras pero sin ceder a priori frente a las presiones de Estados Unidos. En España se está trabajando en una Ley de Ciberseguridad 5G para tratar estas cuestiones. Además, la legislación prevé que se diversifique la cadena de suministradores.
La red 5G no llegó a todos los países del mundo ni mucho menos: en América Latina, Brasil, una de las potencias de la región, quiere incorporar el tendido de red 5G cuanto antes, pero todavía dudan sobre si seguir los lineamientos de Estados Unidos o mantener la buena relación con China, uno de sus principales socios comerciales y principal prveerdor de vacunas contra el COVID-19. En Uruguay, se encuentran funcionando entre 10 y 12 antenas a modo de prueba hasta abril o mayo de este año. En Argentina hubo algunos anuncios por parte de algunas empresas privadas, pero todavía no hubo grandes licitaciones, de modo que en nuestro país la disputa 5G es un capítulo al que le quedan muchas páginas por delante.